Transcurrimos por algún camino escuchándonos filosofar. Hablamos de miedos, de metas, de sueños. Nos conocimos, nos entendimos proyectando intenciones que no pudimos concretar. Sucede. Te llegó, inexorable, el destino. Me costó comprender mi dolor, el paso del tiempo, lo que no vivimos, siempre a destiempo, siempre en silencio. No me perdono nunca no haberte dicho antes lo que me importas. Hoy que no estás, sucede. Y estoy aprendiendo a asimilar, lo que me enseñaste sin pensar, ante la peor tormenta, tu mejor sonrisa siempre. Hasta el fin
No hay comentarios:
Publicar un comentario