lunes, 28 de octubre de 2013

Quiero olvidarme de ti, quiero saber que es por mi. 

Porque me fui, queriendo quedarme, pero habia llegado a un punto en el que era marcharme o morir. Esperarte o la felicidad, porque en el fondo sabia que nunca volverias, si es que algun dia, ya no lo se, estuviste. Y el reloj empezo a marcar demasiado tarde, fuese la hora que fuese. Tic-tac-tic-tac, y sonaba como un disparo. Adivina quién mora en aquellas noches: demasiado frias en invierno, demasiado calurosas en verano, pero siempre demasiado solitarias. Demasiado. Y me acostumbre a eso, a mirar las estrellas de madrugada hasta perder todas las nociones que me quedaban. Me sentaba junto a la ventana, escuchaba canciones y tarareaba tu nombre hasta que dejaba de tener sentido. Hubiese sido bonito, o al menos sano, que hubiese dejado de tenerlo para siempre, pero no, a la mañana siguiente estaba tan herido, en mi propia necesidad de estar contigo, como siempre lo había estado. Ya sabes, recuerdo que un da te lo dije, que no se me da bien olvidarme de las personas. Y miraba tu última conexion con la esperanza de comprobar que hacia dias que no te conectabas y que aun no habias leido las ultimas palabras que te escribi. Eran falsas esperanzas, claro. Falsas, como todo lo demas. Como todo eso que nos dijimos o que, haciendole justicia, fingimos decir, con una mano en el corazon y apuñalandonos por la espalda con la otra. No supimos hacerlo mejor, supongo. Pero ya sabes que no nos culpo, ni a ti ni a mi, solo fuimos una desviación en la autopista de la vida. No hay mas. Y no habra menos

miércoles, 16 de octubre de 2013

Leí mil veces "El Principito". Me gusta encontrarle un nuevo significado cada vez que lo leo; por ejemplo, el de los Baobabs, para mí, habla de las decisiones. Decidir qué cosas dejar crecer y cuáles cortar de raíz, son decisiones que te quitan el sueño. Cuando crece un brote, hay que saber darse cuenta si es de Baobabs o es de otra cosa. Tal vez decidís cortarlo de raíz por las dudas de que sea un Baobab y, por miedo, te perdes un rosal que te haría feliz; o lo dejas crecer convenciéndote que es sí o sí un rosal, y cuando realmente te das cuenta de que era un Baobab que va a destruir tu mundo, ya es tarde.
A veces, un Baobab tiene cara de rosal y lo dejas crecer, y cuando te das cuenta de que era un Baobab ya te aplastó. Es muy difícil decidir si es un brote de un rosal o de un Baobab, pero hay que hacerlo, porque los Baobabs son muy peligrosos. La vida son como dos películas que pasan al mismo tiempo. Una, te muestra el presente, y la otra, muestra el futuro. Lo que vos decidís en el presente, sí o sí, te cambia el futuro.
El miedo y la culpa te llevan a cortar todo de raíz, sean Baobabs, rosales, sueños, pesadillas… Queremos evitar que los Baobabs crezcan y hagan destrozos, pero, ¿es posible, o esos destrozos serán parte de la vida, parte del aprendizaje, parte de éste viaje? Decidís algo y tu futuro va a ser de una manera. Decís otra cosa y tu futuro cambia. No decidís nada, y te quedas vacío. Por eso cuesta tanto decidir, porque lo que decidís, es tu futuro. Cada decisión  cambia todo. No nos gusta elegir, rogamos, suplicamos, deseamos que otros decidan por nosotros. A veces no sabes que estás tomando la decisión equivocada y eso te lleva directo a la ruina, pero siempre, se trata de tomar decisiones.